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Mis ojos sin tus ojos PDF Imprimir
Lunes, 18 de Enero de 2010 20:38

Mis ojos sin tus ojos es una obra que distingue los caracteres centrales de la compañía Retazos: la composición escénica que demanda un diálogo entre el equilibrio del espacio y su ruptura; la correspondencia entre música y movimiento con el desempeño actoral de los bailarines: centro y circularidad; esta teatralidad como propósito y sentido de una lírica profunda que asiste los grandes temas: la soledad, el amor…; la expansión del significado en un retorno a los saberes y “decires” del cuerpo, su potencialidad expresiva, su infinitud.


Con Mis ojos… volvemos al Retazos de siempre. Se complace esa gracia de la permanencia. Digamos que “ronda su perfil”, insiste en él, no intenta prolongarlo hacia otros encuentros como en el caso de Las lunas de Lorca o cuestionarlo mediante un homenaje que es no-asentamiento y búsqueda como en Signos.
Mis ojos sin tus ojos es una historia de amor que no sabe del amor, hasta el final en que ya sabe, y como sabe, deja de ser una historia de amor. Si Miquel Hernández es el poeta que “la inicia”, es porque la obra trata, muy internamente, sobre el naufragio. Todo gran amor es un naufragio. Todo naufragio termina siendo una potencial historia de amor.

El inicio de la obra nos otorga una contradicción que es eterna interrogante. La alusión directa a las ovejas revela el camino del hombre-masa, esa angustia existencial que nos legó el pasado siglo, la angustia del hombre moderno separado de sus vínculos primarios, la soledad infranqueable que se aparece al Individuo.
A veces pensamos que el verdadero hombre masa es aquel que no sabe como tal, es aquel que cree en el amor con esperanzas. ¿Quién puede decirlo propiamente? Sea de cualquier modo, en Mis ojos… el amor no busca esperanzas sino salvación. Todos nos arrastramos por el suelo, somos ciegos, necesitamos el apoyo, la cercanía, el camino. Por eso la reiteración de la voz “no perdono”, porque no hay perdón para la desesperanza, como quizás no lo haya para su contrario.

¿Puede otorgar el amor ese sentido extraviado de nuestras vidas? Historias de inocencias perdidas, de aislamiento y soledad, esta también termina inacabada, inconclusa como solo podía ser su determinación, y ahí estala mayor ganancia de la obra, en comprenderse no infalible como la vida misma.
Sobre los recursos que llevan a cabo su desempeño podría decirse que aquí predominan las alusiones directas más que en otras obras, o sea, siendo más directas y menos alusivas. Se trata de un apoyo en los símbolos que es propio de Retazos y comprensible en el teatro danza; pero, no puede ser nunca subestimado.

El símbolo es siempre cuchillo de doble filo. Si todos somos ciegos en el amor también el ciego puede ser muchas otras cosas, puede ser el hombre desorientado como puede ser el sabio, el que percibe lo no visible, lo importante. He aquí el drama interminable de los símbolos y el por qué siento que Mis ojos sin tus ojos tiene dentro de sí una potencialidad aún no descubierta: puede convertirse en una interpolación mucho más grande, pretendidamente inasible.

Esta apoyatura es estereotipos plenos de riqueza, arquetipos en sí, como el ciego o el pastor, le pueden otorga a la obra una notable capacidad dual  y una movilidad excepcional de los significantes. Porque finalmente, el hombre es a la vez oveja y pastor en ese círculo de la dialéctica interminable, como el amor es salvamento y a la vez naufragio.

Por: Meisse Carmenate. Canal Habana

 
 

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