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Crítica: Destinos PDF Imprimir
Martes, 23 de Febrero de 2010 22:05
Circunferencia terrestre y dinámica evolutiva -revolutiva del ser histórico se imbrican, así, a través de todos los actos de la vida, de todos los canales de la cultura y de todos los destinos. Destinos ha sido el titulo elegido por la poética y profunda coreógrafa Isabel Bustos para esta propuesta, que de alguna manera enfrenta al individuo con su posibilidad de destrucción o supervivencia, de trascendencia ecuménica y realización cotidiana, de paradoja y esperanza.

 Una dinámica de danzantes que reproducen  la madeja de los aeropuertos y estaciones centrales de metros, de  individualidades lanzadas al “ruedo” escénico con el propósito de “jugar” con el planeta tierra, el contrapunto rítmico de cuerpos viajeros que se entrecruzan y suelen enfrentar sus destinos personales en una armonía que deviene tejido plástico de indudable fuerza, la búsqueda del equilibrio entre las tendencias centrípetas y centrífugas que conducen hacia caminos inciertos o  detienen a los seres aferrados a sus raíces, el cándido afán de hallar en los símbolos la posibilidad de ir más allá de los límites que nos son impuestos, ese verso que nace de nuestra anatomía y de la fisiología que la propia naturaleza imprime a los proyectos más íntimos, lo uno y lo múltiple, aparecen conjugados en diferentes episodios  de una estructura danzaria abierta, conflictiva, orgánica, mesurada y simultáneamente  devenida trama provocadora de las reacciones sensoriales, sensitivas e intelectiva de los espectadores.

Con este  nuevo hacer, que en cierto sentido sintetiza elementos de las propuestas danzarias anteriores de la Bustos, el  muy capaz y suelto conjunto de bailarines se mueve a nivel de las sonoridades, que trazan la pauta del desenvolvimiento gestual y a la vez les permite desplegar una suerte de “toreo” donde las escaramuzas de la acción corporal producen un “gran juego” que puede ser no solo equivalente de la necesidades lúdicras de los hombres, sino también de ese juego con el destino que nos lleva a la guerra, la opresión, la mentira, la fantasía, las añoranzas, la frustración o el desarraigo.

Cuando uno se enfrente a la presencia del juego con el mundo, podrá quizás advertir que se trata  del juego consigo mismo. Juego imaginativo, enlace  de danzantes no desprovisto de sutil erotismo, recuperación constante del vínculo nutricio con los recursos de la tierra y de los árboles, ecología y lirismo, conviven en un espectáculo cuya proyección principal radica en su carácter íntimo. Es esta pieza danzaria de Retazos, la posibilidad de introducir en la escena oscura todo el universo en el cual lo humano se debate entre su propia tenencia a VIVIR O DEJAR DE SER, aunque- indudablemente- marcada por un espíritu optimista que la sitúa en el espacio del AMOR Y DE LA LUZ.

Manuel López Oliva
 
 

© 1987-2012 Danza-Teatro Retazos • Amargura #61 entre Mercaderes y San Ignacio Habana Vieja, Cuba.